A lo largo de los años el abanico de opciones quirúrgicas para mejorar los defectos de refracción como la miopía (mala visión de lejos), la hipermetropía (mala visión de cerca) y el astigmatismo (problema de enfoque y distorsión de la imagen), han logrado excelentes resultados en eficacia, estabilidad y seguridad, permitiendo reducir o eliminar la dependencia de gafas y lentes de contacto. [1] Existen variedad de técnicas de cirugía refractivas, entre ellas los dos procedimientos más conocidos son LASIK (Laser-assisted in-situ keratomileusis) y PRK (Photorefractive keratectomy).
En este blog hablaremos sobre la cirugía refractiva PRK. En el caso que le interese conocer más sobre la cirugía LASIK, le ofrecemos el blog “LASIK y el ojo seco”.
La cirugía PRK, de sus siglas en inglés Photorefractive keratectomy es un tipo de cirugía refractiva. Este tipo de cirugía utiliza un láser para tratar problemas de visión causados por errores de refracción. Un error de refracción del ojo consiste en una incorrecta refracción de la luz en el ojo. [2]
La intervención PRK consiste en la aplicación del láser sobre la superficie de la córnea, remodelando su forma, lo que permite la corrección del defecto visual. Antes de aplicar el láser se separa y deshecha la capa superficial, el epitelio corneal, de forma mecánica con otros métodos como el propio láser o químicamente. Esta capa separada se regenerará posteriormente de forma natural. [1]
El primer procedimiento de PRK efectuado en un ojo humano fue en el 1989. [1] El objetivo de la técnica se basa en la corrección del error de refracción con el fin de mejorar la visión del paciente. [2]
La operación con este tipo de procedimiento dura aproximadamente 15 minutos. [2]
Tanto el PRK como el LASIK son técnicas que utilizan el láser para modificar la curvatura de la córnea. La operación PRK se diferencia principalmente de la técnica LASIK en que, durante la PRK, la capa más fina de la córnea (el epitelio) se retira y se deshecha antes de la aplicación del láser (este epitelio se regenera de forma natural después de la cirugía). [3]
En los casos en los que el paciente que se va a someter a la cirugía refractiva sufre de sequedad ocular o tiene una córnea delgada, la PRK suele ser más recomendada que el LASIK. Además, si el paciente tiene un estilo de vida o trabajo muy activo puede ser que PRK sea una mejor opción también. Esto se debe a que la técnica LASIK, a diferencia de la PRK, implica cortar un colgajo en la córnea. [2]
De todas formas, el abordaje correcto del paciente en cirugía refractiva requiere de un examen previo ocular por parte del oftalmólogo y la selección apropiada de la técnica por parte del especialista junto con el paciente, teniendo en cuenta las expectativas del paciente y valorando el balance beneficio-riesgo de la cirugía. [1]
Por otro lado, uno de los problemas asociados a una operación como PRK o cualquier otra intervención ocular es la enfermedad del ojo seco. Esto se debe a que tanto la calidad como la cantidad de la lágrima de los ojos no son las adecuadas, y, en consecuencia, el ojo presenta molestias. En los casos de sequedad ocular, se recomienda completar la lágrima natural del ojo con lágrimas artificiales para mejorar su lubricación. [4]
Bibliografía:
[1] Moreno R.N., et al., Cirugía refractiva: indicaciones, técnicas y resultados, Revista Médica Clínica Las Condes, 21 (6), 901-910, 2010.
[2] https://www.aao.org/eye-health/treatments/photorefractive-keratectomy-prk
[3] https://www.allaboutvision.com/visionsurgery/prk.htm
[4] https://www.clinicabaviera.com/blog/riesgos-problemas-la-operacion-prk/