El ojo seco y el invierno

31 enero, 2020
El ojo seco y el invierno

 

Durante los días largos y soleados del verano, todos los expertos en salud ocular recomiendan protegerse del sol y de los rayos ultravioleta (UV), pero ¿qué ocurre en invierno?

 

 

El frío ha llegado y los ojos lo notan

 

Debemos cuidar nuestros ojos durante las cuatro estaciones del año. Durante la temporada invernal los cuidados oculares deben acentuarse, para reducir el posible efecto de los fenómenos climatológicos externos, como son: el frío, el viento y la nieve. Además, se debe de tener en cuenta las consecuencias de pasar más tiempo en espacios cerrados con calefacción.

 

El invierno implica hacer más vida en espacios interiores. El uso constante de sistemas de calefacción disminuye la humedad ambiental del aire. Esto provoca un incremento de la evaporación de la película lagrimal del ojo, y, por lo tanto, un aumento del riesgo de padecer sequedad ocular. Si a esto se le suma, un aumento del tiempo que pasamos expuestos a las pantallas de visualización como la televisión, el ordenador o el teléfono móvil, el riesgo de fatiga visual y la sequedad ocular pueden incrementar.

 

Tanto el estar en espacios cerrados con calefacción como el uso de las pantallas de visualización pueden resultar ser un agravante en aquellas personas que sufren la Enfermedad del Ojo Seco, debido a la baja humedad, a la sequedad en el ambiente y a la baja frecuencia de parpadeo. Es por eso por lo que durante los meses de invierno se pueden ver empeoradas las consecuencias del ojo seco.

 

 

Molestias invernales relacionadas con el ojo seco

 

  • El frío provoca molestias oculares.
  • El viento reseca la lágrima natural del ojo, favoreciendo la sequedad ocular.
  • La nieve refleja los rayos UV.
  • Mayor estancia en interiores puede comportar un uso excesivo de dispositivos electrónicos y pantallas de visualización, lo que genera cansancio ocular y reseca el ojo al disminuir el parpadeo.

 

 

Consejos para proteger tus ojos

 

  • El uso de gafas de sol con filtro ultravioleta (UV) en el exterior, sobre todo en zonas montañosas, con nieve, hielo y con alta exposición solar. Por otro lado, el uso de gafas resulta importante para la protección de los ojos del frío y del viento, y así evitar la posibilidad de que se resequen.
  • Humedecer el ambiente mediante humidificadores por tal de contrarrestar el aire seco debido a las calefacciones. Además, es importante mantener limpios los filtros de aire.
  • Evitar estar cerca de las fuentes de calor para evitar la evaporación de la lágrima.
  • Parpadear con más frecuencia. De este modo se estimula la producción de lágrimas y se mantiene el ojo más lubricado.
  • Si fuese necesario, el uso de lágrimas artificiales por tal de recuperar la humedad y la lubricación en los ojos.
  • Mantener una higiene específica de los párpados en la zona de las pestañas.
  • Los portadores de lentes de contacto deben extremar las precauciones para evitar la sequedad ocular.

 

 


Bibliografía:

“https://www.aao.org/salud-ocular/consejos/ceguera-de-la-nieve”

 

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